ARCOIRIS
Posiblemente desde muy joven
te hayas comenzado a sentir diferente; eras inseguro; menos confidente que
otros; y menos emprendedor. Tenías temores y ansiedades, y eras muy sensible
ante las cosas que sucedían. Los que otros niños descartaban fácilmente,
parecía molestarte y perturbarte más profundamente.
Estas diferencias
emocionales comenzaron a hacerte sentir solitario y muy tímido. Te comparabas
con otros y te diste cuenta de que no dabas la talla. Eras autocrítico, te
autocondenabas y te autojuzgabas. Tal vez sentías que no valías la pena, ni que
tenías sentido, o que realmente no eras importante para alguien, para tu padre,
tu madre o ambos. Sentías que no eras comprendido ni aceptado y comenzaste a
vivir escondiéndote, aparentando, negando y encubriendo tu realidad interior
con un “yo” falso, protector y sustituto. Como resultado, saliste de la
infancia con grandes áreas de ti mismo erradas, no resueltas o perdidas.
Cronológicamente continuabas
creciendo y cambiando año tras año, pero emocionalmente estático y sin haber
culminado tu infancia.
Especialmente, te sentías
avergonzado. La vergüenza es el estado de sentirse incompleto o haber fallado
en la realización como persona. Es sentirse a sí mismo insuficientemente bueno
o adecuado. La vergüenza te dice que deberías ser algo mejor, o diferente de lo
que eres. Todos aquellos sentimientos que eran incómodos e inaceptables estaban
ocurriéndote verdaderamente, pero los escondiste de ti mismo. Esconderlos,
aparentar que estos no existen, es sentir que tú no existes, debido a que en la niñez somos lo que sentimos.
Invalidar tus sentimientos, es decir, que tú no existes, te convierte en un
ente indefinido, en una cáscara sin identidad.
Ese ‘niño interior’ de
sentimientos sensibles, permanece herido y escondido dentro de ti, aunque ahora
eres un joven o adulto. Con frecuencia tus sentimientos no son acordes con tu
edad. Por ejemplo, llegaste a criticar y a disgustarte contigo mismo porque te
percibías inadecuado, o con los sentimientos de ira, temor, inseguridad y
especialmente de los de índole sexual. No confías en ellos; son demasiado
perturbadores para ti. No confías en ti mismo y no permites que nadie más
conozca quién eres realmente. Una escala completa de autorechazo comenzó a
tomar lugar en ti; tal vez hasta has llegado a pensar en suicidarte, lo que
sería un grave error. Con el autorechazo se fue tu sentido de identidad como
hombre; tu seguridad de género.
Así que llegaste a sentirte
vacío con respecto a tu género. Mientras vas creciendo aún más, comienzas a
darte cuenta de que algo adicional te avergüenza. Comienzas a admitir que te
sientes más curioso y atraído hacia otros hombres, que hacia el sexo opuesto.
Te gusta que te presten atención, especialmente la de una persona en
particular. Anhelas que se interese en ti. Te intriga. Lo envidias y quieres
ser como él. Sus actitudes, comportamiento, su forma de caminar y hablar, y su
apariencia te fascinan. Ahora incluso, deseas establecer una relación con él;
una relación íntima. Estás tratando de recrear tu identidad perdida.
Después, eres un poco mayor
y todo se está tornando erótico. Te sorprendes y te emocionas cuando una
persona del mismo sexo te abraza. Un toque, un abrazo casual alrededor de tus
hombros, o una palmadita en la espalda, es algo que significa mucho para ti.
Cuando una persona del mismo sexo se acerca y roza contigo, es notorio, y te
lleva a anhelar más contacto; más intimidad, más cercanía. La desnudez, la
pornografía, la concupiscencia, el enamorarte, el sentirte emocionalmente
unido, los celos y un vacío cuando estás sin él; todas estas cosas comienzan a
preocuparte.
Finalmente, tienes que
admitirlo. Debes pronunciar las palabras dentro de ti mismo: “Soy homosexual”,
y comienzas a someterte a esos sentimientos, pensamientos y deseos, quizá
incluso a actuar con base en ellos. Experimentas un desahogo, un descanso.
Rompes una barrera. Todo es tan penetrante y poderoso. ¿Cómo puedes ser
diferente? ¿Cómo puedes cambiar esto? ¿Cómo puedes ser feliz sin ello? ¿Cómo
puedes negar lo que parece tan necesario, tan natural, tan importante?
Sin embargo, hay otra
experiencia igualmente penetrante y poderosa en ti; la maravillosa presencia de
Jesús. Él ha venido a tu ser y tú has entrado en su reino y estilo de vida. Lo
que ofrece la Palabra de Dios se cumple como está dicho en 2 Corintios 5,17, se
ha hecho realidad en ti: “De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas (libremente sometido).
Las promesas de Dios son
para ti, aunque te parezca que es imposible porque crees que tu vida está llena
de pecados y que son imperdonables, de que no hay remedio o de que Él no te
ama; Él te conoce y sabe como surgió tu condición homosexual, pero la gran
noticia es que Él puede sanarte de esa condición, pues quiere que vivas en
plenitud y libre de ataduras.
Jesús te hace una promesa,
la que expresa como está escrito en Romanos 8: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre,
son las que Dios ha preparado para los que le aman (1 Corintios. 2,9).
Escucha la gran noticia que
el señor te tiene: “Yo reprendo y castigo
a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. Al que venciere, la daré
que se siente conmigo en Mi Trono, así como Yo he vencido, y me he sentao con
Mi Padre en Su trono” (Ap. 3,19-21).
Tú eres un triunfador; una
persona que quiere controlar, manejar y triunfar sobre la homosexualidad e
incluso recuperar su heterosexualidad. Vas a vivir donde la ley del Espíritu de
vida te libere de la ley del pecado y de la muerte; donde Dios es nuestro Abba
Padre –Papito- y nosotros sus herederos con cristo. Tú lograrás que todas las
cosas buenas que Él tiene reservadas para ti lleguen a tu vida, a tus manos, y
en lo futuro nada nos podrá separar del amor de Dios. Este es la razón por la
que Jesús pone a tu alcance toda la ayuda y la orientación que necesitas para
salir adelante de la condición en que ahora te encuentras.
Una de las personas que han
conquistado su retorno a la heterosexualidad y plenitud de vida nos comparte: “Quiero ser honesto y abierto contigo. Hace
diez años no sabía casi nada acerca de la homosexualidad, y tenía el perfil
clásico del homofóbico. Era una persona desinformada, que se avergonzaba,
incomodaba y sentía asco frente a la homosexualidad. Como creyente en Dios,
sabía que debía amar al pecador y odiar el pecado. Pero honestamente no quería
amar esa clase de pecador. Los
sentimientos homosexuales que yo mismo había sentido, a temprana edad, cuando
estuve en un seminario masculino, eran embarazosos para mí, y, como otros
hombres, pronto los olvidé. Me sentía contento porque el Señor no me había
enviado esa clase de pacientes, pero Él tenía planes distintos para mí
cuando me envió a Ricardo.
Ricardo terminaba su último
año de administración en la Universidad. Como creyente y conocedor de la
Palabra de Dios, la Biblia, y como comprometido, sentía dolor con respecto a su
homosexualidad. El sabía que estaba mal, pero continuamente era arrastrado
hacia esas sensaciones emocionales y sexuales, sin saber cómo superarlas y
sanarlas, por lo que buscaba ayuda. ¿Había alguna esperanza para Ricardo?, nos
preguntaron.
Y he aquí las
buenas noticias, que sí hay seguridad de ser sanado y liberado de las cadenas
que te atan al pecado y a las conductas homosexuales. No
importa la edad que tengas, no tienes que seguirte atormentando, angustiando,
ocultando tu doble vida, ni exhibirte ante los demás en lo que llaman liberarse
y salir del closet, esta es otra puerta fals que te sume más en una conducta
que te prepara a un camino de nuevos y tremendos sufrimientos. Tú puedes ser
feliz, pleno, liberado, sanado y gozar de la sexualidad normal del sexo con que
Dios te dotó desde el momento mismo en que pensó en ti.
¿Cómo venceremos la
homosexualidad? Dios nos dice en su Palabra: “No con ejército, ni con fuerza,
sino con mi Espíritu, ha dicho Yahvé de los ejércitos (Zac. 4,6). He aquí que Yo Soy Yahvé, Dios de toda carne; ¿habrá algo que
sea difícil para Mí? (Jer. 32, 27)…porque Dios es el que en vosotros
produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad (Fil. 2,13). Veamos
en especial aquel versículo milagroso que me ha ayudado a mí y a otros a
atravesar cientos de crisis, problemas y desilusiones: “Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados (Ro. 8, 28). A medida que Él me recordaba estas
palabras sentí un deseo tremendo de trabajar con Ricardo.
También me mostró que
Ricardo comenzaba a desarrollar las dos cosas que producen un cambio milagroso
en la vida de la gente. Ricardo estaba desarrollando un deseo personal fuerte y
un compromiso hacia el cambio. Había tomado la decisión de cambiar y estaba
listo para pararse firme en esa determinación. En segunda instancia, estaba
desarrollando una fuerte fe personal y confianza en el Señor, y estaba seguro
de que Él lo cambiaría. ¿Y qué de ti? ¿Realmente quieres ser sano y estar libre
de las cadenas de la homosexualidad y del pecado? Pues así es, el Señor tiene
el Poder para sanarte y liberarte, solo basta que creas en tu corazón con
firmeza y sin dudarlo y que confíes en Él, y en la ayuda que pone en tus manos
en este Blog, de esta bendita Institución de Sanidad Integral que la Madre de
Dios y tu Madre más amoroso y perfecta establecen para ti.
Dice Ricardo: “Gracias a esta ayuda y a mi decisión y
constancia, terminé con todo comportamiento homosexual. Y aún más, he
experimentado una tremenda sanidad y renovación interior, un grande deseo de
vivir en la plenitud y el amor que Dios ha querido siempre para mí”. He
crecido significativamente en mi autoestima y en mi autoimagen. Y aún más
sorprendente, es despertado en mi heterosexualidad, y he llegado a interesarme
en las mujeres y ellas en mí. “Señor, oré con confianza, “Tú eres maravilloso,
qué gloriosos son tus caminos”.
Como el testimonio de
Ricardo hay ya cientos. ¡Anímate y ve adelante, permítete a ti mismo vivir
desde este instante esta maravillosa esperanza y conviértela en certeza, déjate
ayudar!
Permite que el deseo del
cambio realmente comience a elevar tu espíritu. Esto surge del Señor. Al mismo
tiempo, permíteme formular la pregunta que puede estar en tu mente. Para Dios
no hay imposibles, Él puede ayudarte a recuperar tu heterosexualidad. Además,
en este Blog y la institución que lo pone a tu alcance como medio de ayuda y
plataforma de recursos de asistencia en tu proceso de recuperación hacia la
heterosexualidad, te ayudará a crecer en tu autoestima y autoimagen, a gozar de
un bienestar espiritual, lograrás liberarte de las obsesiones y de la
preocupación homosexual. Te permitirá llegar a vivir y desarrollar relaciones
tanto satisfactorias, como gratificantes, y vivir una vida más integrada y
compatible con tus valores y convicciones espirituales, des cubriendo las
verdades y eliminando los engaños en que están sumidos muchos hijos de Dios en
torno a la vida actual de la homosexualidad. Todo esto, de hecho, es en sí
misma una grandiosa noticia.
Hay quienes viviendo dentro
de los engaños y la promiscuidad sembrada por entes del mal entre quienes
practican la vida homosexual, desilusionados de su estilo de vida se han
quitado la vida, o cuando no han querido que sus padres se enteren porque temen
su rechazo o el de la sociedad.
Sitio de ARCOIRIS http://arcoirismagno.blogspot.com