miércoles, 26 de septiembre de 2012

PARA ENTENDER EL MUNDO INTERNO DE LA HOMOSEXUALIDAD


ARCOIRIS 

1.    El mundo interno de la homosexualidad
Posiblemente desde muy joven te hayas comenzado a sentir diferente; eras inseguro; menos confidente que otros; y menos emprendedor. Tenías temores y ansiedades, y eras muy sensible ante las cosas que sucedían. Los que otros niños descartaban fácilmente, parecía molestarte y perturbarte más profundamente.
Estas diferencias emocionales comenzaron a hacerte sentir solitario y muy tímido. Te comparabas con otros y te diste cuenta de que no dabas la talla. Eras autocrítico, te autocondenabas y te autojuzgabas. Tal vez sentías que no valías la pena, ni que tenías sentido, o que realmente no eras importante para alguien, para tu padre, tu madre o ambos. Sentías que no eras comprendido ni aceptado y comenzaste a vivir escondiéndote, aparentando, negando y encubriendo tu realidad interior con un “yo” falso, protector y sustituto. Como resultado, saliste de la infancia con grandes áreas de ti mismo erradas, no resueltas o perdidas.
Cronológicamente continuabas creciendo y cambiando año tras año, pero emocionalmente estático y sin haber culminado tu infancia.
Especialmente, te sentías avergonzado. La vergüenza es el estado de sentirse incompleto o haber fallado en la realización como persona. Es sentirse a sí mismo insuficientemente bueno o adecuado. La vergüenza te dice que deberías ser algo mejor, o diferente de lo que eres. Todos aquellos sentimientos que eran incómodos e inaceptables estaban ocurriéndote verdaderamente, pero los escondiste de ti mismo. Esconderlos, aparentar que estos no existen, es sentir que tú no existes, debido a que en la niñez somos lo que sentimos. Invalidar tus sentimientos, es decir, que tú no existes, te convierte en un ente indefinido, en una cáscara sin identidad.
Ese ‘niño interior’ de sentimientos sensibles, permanece herido y escondido dentro de ti, aunque ahora eres un joven o adulto. Con frecuencia tus sentimientos no son acordes con tu edad. Por ejemplo, llegaste a criticar y a disgustarte contigo mismo porque te percibías inadecuado, o con los sentimientos de ira, temor, inseguridad y especialmente de los de índole sexual. No confías en ellos; son demasiado perturbadores para ti. No confías en ti mismo y no permites que nadie más conozca quién eres realmente. Una escala completa de autorechazo comenzó a tomar lugar en ti; tal vez hasta has llegado a pensar en suicidarte, lo que sería un grave error. Con el autorechazo se fue tu sentido de identidad como hombre; tu seguridad de género.
Así que llegaste a sentirte vacío con respecto a tu género. Mientras vas creciendo aún más, comienzas a darte cuenta de que algo adicional te avergüenza. Comienzas a admitir que te sientes más curioso y atraído hacia otros hombres, que hacia el sexo opuesto. Te gusta que te presten atención, especialmente la de una persona en particular. Anhelas que se interese en ti. Te intriga. Lo envidias y quieres ser como él. Sus actitudes, comportamiento, su forma de caminar y hablar, y su apariencia te fascinan. Ahora incluso, deseas establecer una relación con él; una relación íntima. Estás tratando de recrear tu identidad perdida.
Después, eres un poco mayor y todo se está tornando erótico. Te sorprendes y te emocionas cuando una persona del mismo sexo te abraza. Un toque, un abrazo casual alrededor de tus hombros, o una palmadita en la espalda, es algo que significa mucho para ti. Cuando una persona del mismo sexo se acerca y roza contigo, es notorio, y te lleva a anhelar más contacto; más intimidad, más cercanía. La desnudez, la pornografía, la concupiscencia, el enamorarte, el sentirte emocionalmente unido, los celos y un vacío cuando estás sin él; todas estas cosas comienzan a preocuparte.
Finalmente, tienes que admitirlo. Debes pronunciar las palabras dentro de ti mismo: “Soy homosexual”, y comienzas a someterte a esos sentimientos, pensamientos y deseos, quizá incluso a actuar con base en ellos. Experimentas un desahogo, un descanso. Rompes una barrera. Todo es tan penetrante y poderoso. ¿Cómo puedes ser diferente? ¿Cómo puedes cambiar esto? ¿Cómo puedes ser feliz sin ello? ¿Cómo puedes negar lo que parece tan necesario, tan natural, tan importante?
Sin embargo, hay otra experiencia igualmente penetrante y poderosa en ti; la maravillosa presencia de Jesús. Él ha venido a tu ser y tú has entrado en su reino y estilo de vida. Lo que ofrece la Palabra de Dios se cumple como está dicho en 2 Corintios 5,17, se ha hecho realidad en ti: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (libremente sometido).
Las promesas de Dios son para ti, aunque te parezca que es imposible porque crees que tu vida está llena de pecados y que son imperdonables, de que no hay remedio o de que Él no te ama; Él te conoce y sabe como surgió tu condición homosexual, pero la gran noticia es que Él puede sanarte de esa condición, pues quiere que vivas en plenitud y libre de ataduras.
Jesús te hace una promesa, la que expresa como está escrito en Romanos 8: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman (1 Corintios. 2,9).
Escucha la gran noticia que el señor te tiene: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. Al que venciere, la daré que se siente conmigo en Mi Trono, así como Yo he vencido, y me he sentao con Mi Padre en Su trono” (Ap. 3,19-21).
Tú eres un triunfador; una persona que quiere controlar, manejar y triunfar sobre la homosexualidad e incluso recuperar su heterosexualidad. Vas a vivir donde la ley del Espíritu de vida te libere de la ley del pecado y de la muerte; donde Dios es nuestro Abba Padre –Papito- y nosotros sus herederos con cristo. Tú lograrás que todas las cosas buenas que Él tiene reservadas para ti lleguen a tu vida, a tus manos, y en lo futuro nada nos podrá separar del amor de Dios. Este es la razón por la que Jesús pone a tu alcance toda la ayuda y la orientación que necesitas para salir adelante de la condición en que ahora te encuentras. 
 
Una de las personas que han conquistado su retorno a la heterosexualidad y plenitud de vida nos comparte: “Quiero ser honesto y abierto contigo. Hace diez años no sabía casi nada acerca de la homosexualidad, y tenía el perfil clásico del homofóbico. Era una persona desinformada, que se avergonzaba, incomodaba y sentía asco frente a la homosexualidad. Como creyente en Dios, sabía que debía amar al pecador y odiar el pecado. Pero honestamente no quería amar esa clase de pecador. Los sentimientos homosexuales que yo mismo había sentido, a temprana edad, cuando estuve en un seminario masculino, eran embarazosos para mí, y, como otros hombres, pronto los olvidé. Me sentía contento porque el Señor no me había enviado esa clase de pacientes, pero Él tenía planes distintos para mí cuando me envió a Ricardo.   
Ricardo terminaba su último año de administración en la Universidad. Como creyente y conocedor de la Palabra de Dios, la Biblia, y como comprometido, sentía dolor con respecto a su homosexualidad. El sabía que estaba mal, pero continuamente era arrastrado hacia esas sensaciones emocionales y sexuales, sin saber cómo superarlas y sanarlas, por lo que buscaba ayuda. ¿Había alguna esperanza para Ricardo?, nos preguntaron.   
Y he aquí las buenas noticias, que sí hay seguridad de ser sanado y liberado de las cadenas que te atan al pecado y a las conductas homosexuales. No importa la edad que tengas, no tienes que seguirte atormentando, angustiando, ocultando tu doble vida, ni exhibirte ante los demás en lo que llaman liberarse y salir del closet, esta es otra puerta fals que te sume más en una conducta que te prepara a un camino de nuevos y tremendos sufrimientos. Tú puedes ser feliz, pleno, liberado, sanado y gozar de la sexualidad normal del sexo con que Dios te dotó desde el momento mismo en que pensó en ti.   
¿Cómo venceremos la homosexualidad? Dios nos dice en su Palabra: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Yahvé de los ejércitos (Zac. 4,6). He aquí que Yo Soy Yahvé, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para Mí? (Jer. 32, 27)…porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad (Fil. 2,13). Veamos en especial aquel versículo milagroso que me ha ayudado a mí y a otros a atravesar cientos de crisis, problemas y desilusiones: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Ro. 8, 28). A medida que Él me recordaba estas palabras sentí un deseo tremendo de trabajar con Ricardo.   
También me mostró que Ricardo comenzaba a desarrollar las dos cosas que producen un cambio milagroso en la vida de la gente. Ricardo estaba desarrollando un deseo personal fuerte y un compromiso hacia el cambio. Había tomado la decisión de cambiar y estaba listo para pararse firme en esa determinación. En segunda instancia, estaba desarrollando una fuerte fe personal y confianza en el Señor, y estaba seguro de que Él lo cambiaría. ¿Y qué de ti? ¿Realmente quieres ser sano y estar libre de las cadenas de la homosexualidad y del pecado? Pues así es, el Señor tiene el Poder para sanarte y liberarte, solo basta que creas en tu corazón con firmeza y sin dudarlo y que confíes en Él, y en la ayuda que pone en tus manos en este Blog, de esta bendita Institución de Sanidad Integral que la Madre de Dios y tu Madre más amoroso y perfecta establecen para ti.   
Dice Ricardo: “Gracias a esta ayuda y a mi decisión y constancia, terminé con todo comportamiento homosexual. Y aún más, he experimentado una tremenda sanidad y renovación interior, un grande deseo de vivir en la plenitud y el amor que Dios ha querido siempre para mí”. He crecido significativamente en mi autoestima y en mi autoimagen. Y aún más sorprendente, es despertado en mi heterosexualidad, y he llegado a interesarme en las mujeres y ellas en mí. “Señor, oré con confianza, “Tú eres maravilloso, qué gloriosos son tus caminos”.   
Como el testimonio de Ricardo hay ya cientos. ¡Anímate y ve adelante, permítete a ti mismo vivir desde este instante esta maravillosa esperanza y conviértela en certeza, déjate ayudar!   
Permite que el deseo del cambio realmente comience a elevar tu espíritu. Esto surge del Señor. Al mismo tiempo, permíteme formular la pregunta que puede estar en tu mente. Para Dios no hay imposibles, Él puede ayudarte a recuperar tu heterosexualidad. Además, en este Blog y la institución que lo pone a tu alcance como medio de ayuda y plataforma de recursos de asistencia en tu proceso de recuperación hacia la heterosexualidad, te ayudará a crecer en tu autoestima y autoimagen, a gozar de un bienestar espiritual, lograrás liberarte de las obsesiones y de la preocupación homosexual. Te permitirá llegar a vivir y desarrollar relaciones tanto satisfactorias, como gratificantes, y vivir una vida más integrada y compatible con tus valores y convicciones espirituales, des cubriendo las verdades y eliminando los engaños en que están sumidos muchos hijos de Dios en torno a la vida actual de la homosexualidad. Todo esto, de hecho, es en sí misma una grandiosa noticia.   
Hay quienes viviendo dentro de los engaños y la promiscuidad sembrada por entes del mal entre quienes practican la vida homosexual, desilusionados de su estilo de vida se han quitado la vida, o cuando no han querido que sus padres se enteren porque temen su rechazo o el de la sociedad. 
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