domingo, 14 de octubre de 2012

NADIE NACE HOMOSEXUAL, ES UN TABÚ QUE DISTORSIONA Y DESALIENTA LA BÚSQUEDA DE LA SANACIÓN

Capítulo I

¿HAY CAMINOS PARA SALIR DE LA

HOMOSEXUALIDAD?


Cómo apoyar a tu hijo cuando te dice que "es homosexual, gay".
Ricardo admitió que había considerado el suicidarse después de que su último amante le dejó. Se sentía desesperado y herido. El había iniciado un estilo de vida homosexual activo hacía tres años, a la edad de 23. Había tenido varias relaciones cortas y encuentros durante ese tiempo. La última relación con Raimundo parecía muy prometedora. Raimundo era el “hombre perfecto”. Tenían muchas cosas en común y realmente parecían quererse el uno al otro. Hubo una emoción inicial y un “alta” al estar con alguien con el cual se sentía atraído y con quien quería estar todo el tiempo. Raimundo trataba a Ricardo como si fuese alguien especial.

Todo iba bien durante los tres primeros meses. Entonces se comenzaron a manifestar las mismas señales que Ricardo había visto crecer en otras relaciones; se sentía celoso cada vez que Raimundo se fijaba en otro chico. El quería la atención exclusiva de Raimundo, y se irritaba cada vez que él le hacía ver sus debilidades.

Finalmente llegó el día en que Raimundo dijo que se iría. Se dio una discusión acalorada, y Raimundo admitió que estaba interesado en otra persona. Cuando finalmente se fue, Ricardo lloró durante tres noches seguidas. “Me sentía tan deprimido”, dijo Ricardo, “que no quería vivir más, y desde ese momento comencé a tomar mucho licor. También a tener ataques de ansiedad y mi doctor me diagnosticó principios de úlcera”. Ricardo se emborrachaba en la noche para poder dormir, lo cual le creaba dificultades para concentrarse en el trabajo. Fue en ese entonces cuando vio un aviso en la Internet que hablaba de un ministerio donde asistían o donde consultaban quienes deseaban triunfar sobre la homosexualidad. “Había visto anuncios como ese antes”, dijo Ricardo, “pero siempre los descartaba señalándolos como fanatismo religioso; o abandonaba el propósito de sanarme y caminar hacia la plenitud de mi existencia con la cual Dios quiere que viva todo ser humano, por los comentarios de mis amigos que atravesaban por la misma situación que yo, o para que no me saliera de su círculo de amigos”. “Había leído tanto acerca de la homosexualidad que estaba convencido de que era algo imposible de cambiar. Estaba resignado por haber creído erróneamente que había nacido homosexual; y lo que es pero, me encontraba en el círculo de los homosexuales que dicen que así se nace o que Dios nos hizo así; estaba engañado por estos tabúes de mentira y de perdición; y me autoengañaba tratando de decirme internamente que debía resignarme, para poder experimentar cierta paz tratando de aceptarme como gay”. “Hasta pensaba que si hacían leyes para aceptar las uniones de homosexuales para asemejar un matrimonio normal, es porque debería ser natural la dolorosa condición de lo que yo sentía y deseaba; no me daba cuenta que seguramente estos legisladores padecían el mismo mal afectivo y espiritual por el que yo estaba atravesando; y menos imaginaba que estos legisladores y políticos que promueven intencionalmente la degradación de los valores y de la vida humana con todos los ritos oscuros que practican en las logias masónicas”.

“Anoté el aviso de la Internet y lo guardé en mi billetera, olvidándome por completo que lo había puesto allí. Continué sintiéndome miserable y deprimido sin Raimundo. Creo que estaba tan desesperado que una noche, cuando una amiga me invitó a un acto religioso en una iglesia, fui únicamente para no estar solo otra vez. La soledad nocturna me estaba comenzando a asustar, ya que cada vez pensaba más en suicidarme”. “Yo no había pensado que un hombre sin Dios no puede enfrentar los problemas cotidianos y superarlos porque contamos con su ayuda; y sin Dios el hombre nada puede hacer que valga la pena, no había reflexionado en que si Dios me hizo y sabía por lo que estaba pasando, Él tenía el poder para sanarme y llevarme por caminos de plenitud, paz y amor verdaderos. Ahora comprendo y lo he probado muchas veces que con Dios todo se puede; que es un Padre Poderoso y Amoroso que pone en nuestro camino los medios para sacarnos del mundo de perdición y de mentira”.

Esa fue la noche en que Ricardo conoció a Jesucristo y a su Madre la Virgen María. “Desesperado había pasado al altar a recibirlo después de acudir a reconciliarme con Él en el confesionario, pues me recomendaron un sacerdote comprensivo, lleno de caridad y sabiduría que me animó a seguir luchando y a acudir por la ayuda y la asistencia necesarias para mi sanación integral. Una gran sensación de fortaleza y paz vino sobre mí. Sentía como que había sido abrazado y que era mantenido así, por un Ser Poderoso”.

“Había resurgido la esperanza de poder vivir con plenitud y bienestar en todos los ámbitos de mi vida, pues mis obsesiones y la compleja vida de dolor y frustración que vivía como homosexual, vislumbraban un nuevo panorama lleno de esperanza y de la certeza de que Dios nos ama a todos y quiere nuestra sanación; y lo mejor, que Él nos la puede dar si ponemos de nuestra parte”.

“Al siguiente día, saqué el aviso de mi billetera y me puse en contacto con los asistentes del Ministerio “Arcoíris Magnífico”. Uno de ellos dialogó conmigo durante más de una hora inicialmente y fue un gran alivio hablar con él y compartirle mi dolor, era una persona que me escuchaba y a quien yo le importaba sin siquiera conocerme personalmente. Al término de nuestra primera charla oramos juntos; y aunque yo no sabía orar ni siquiera en voz alta, la oración de Orphar me dio una sensación de fortaleza y, por primera vez, de esperanza”.

Me dio también un pequeño Salmo, que dicho y rezado con fe, activa el Poder de Dios:

“Encomienda a Yahvé tu camino, y confía en Él; y Él obrará” (Salmo 37,15)

Ricardo, como muchos otros lo hacen, había orado pidiendo sanidad instantánea de la homosexualidad en el pasado, repitiendo de hecho, lo que había leído en la Biblia referente a Pablo, pero cuyo verdadero sentido muy pocos comprenden. Pero lo más importante surgió entonces, y es que Ricardo comenzó a entregarle sus luchas al Señor, confiando en lo que Jesús había dicho a los hombres ciegos:

“¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron:

Sí Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo:

Conforme a vuestra fe, os sea concedido” (Mt.9,28-29)

El Señor guió a Ricardo, como a muchos otros, a este ministerio de exhomosexuales. Arcoíris Magnífico es un ministerio de sanación integral, es uno de los numerosos ministerios que Dios y la Virgen María han inspirado por el que están ayudando tanto a hombres como a mujeres, solteros y casados que desean ser liberados de los sentimientos, pensamientos y comportamientos homosexuales.

Arcoíris Magnífico brinda una asistencia gratuita e integral donde se combinan la educación para la reorientación de la sexualidad, el apoyo emocional y espiritual y la consejería.

Ya no tienen que estar a solas, pues cuentan con apoyo discrecional y cordial, con seguridad y confidencialidad, conocimiento de estos temas y de motivación; es el espacio donde puedes compartir tus luchas y donde tienes el apoyo para superarlas y salir vencedor; ya no tienes que sentir la carga homosexual o del autorechazo y del dolor, que puede detenerse no solo por un momento, sino definitivamente.

Cuando Ricardo se encontró cara a cara con Jesucristo, la ruptura inicial de las ataduras del homosexualismo sucedió. A medida que él sigue acudiendo a la Asistencia, recibe fortaleza y la sanación del Espíritu Santo; experimenta el amor maternal de la Virgen María, Madre del Hombre-Dios y el poder sanador de Jesús; y está experimentando día con día, que sus sentimientos de homosexualidad se van desvaneciendo progresivamente y que surge en él una nueva identidad, experimenta el renacer de nuevo, el renacer del espíritu para ser hombres nuevos.

Tú, como Ricardo, no des espacio a los pensamientos de suicidio continuando por los senderos tortuosos y de desencanto de la homosexualidad, sino que debes animarte y acudir con confianza a la ayuda que Dios pone en tu camino a través de este Ministerio “Arcoíris Magnífico”, donde encontrarás tu sanación integral y el despegue a tu vida de plenitud, de amistad y protección de Dios, bajo los cuidados amorosos de Nuestra Madre la Virgen María, quien ora por ti y te ama de tal manera que ni siquiera has podido imaginarte. Déjate abrazar por Ellos y tu vida alcanzará su esplendor.