Cap. 2 Diez
realidades acerca de la Homosexualidad
(Continuación)
Pregunta
Dos.- ¿Quieres cambiar?
Seguramente tu respuesta será inteligente y dirás: “Por
supuesto que quiero cambiar”
Encontraremos varios deseos para querer cambiar, como
los siguientes:
·
Me siento
avergonzado de la manera como vivo.
·
No quiero seguir
escondiéndome y viviendo una vida doble.
·
Ella quiere
casarse y tener hijos; o tal vez ya los tengas.
·
Temo ser
expuesto, descubierto.
·
No me gusta
engañar a otros.
·
Ella cree que ser
lesbiana no encaja con su autoimagen.
·
Temo contagiarme
con el SIDA.
·
Se que las
relaciones homosexuales no son permanentes.
·
Me siento un
hipócrita como creyente.
·
Considero que mi
estilo de vida es pecaminoso.
Todos estos son buenos motivos para desear el cambio.
Pero un “deseo” no es suficiente. Debes ir más allá, ¿tienes tan solo un
“deseo” o has hecho la “decisión de cambiar”? Un deseo es un sentimiento; es
emocional; es fugaz; cambia de un día para otro. Una “decisión” es una
determinación, un compromiso, un acto de la voluntad motivado por una
obediencia amorosa a Dios, y la confianza en las promesas que Él ha dado, de
manera personal, para ti como triunfador, a través de su Palabra. Estos
permanecen firmes sin importar como se sientan hoy, o mañana. Ahora reflexiona
bien: ¿Has tomado la “decisión” de ser un triunfador? ¿Ya estás consciente de
que es un compromiso hecho sobre el fundamento sólido de fe en la Palabra de
Dios?
Nosotros estamos para acompañarte en los momentos en
que te sientas débil o con ánimo de desertar, ayudarte para rechazar las voces
insidiosas de los entes malignos que querrán decirte que no lo puedes lograr;
estamos para ayudarte a sostenerte ante las tentaciones de la carne y
fortalecer tu espíritu.
Es importante memorizar los siguientes pasajes:
“Encomienda a Yahvé tu camino, y confía en Él; y Él
obrará (Sal.37,5)
O aquel texto de la Escritura que ha sido el versículo
milagro para la vida de muchos:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas
les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados
(Ro.8,28)
Y este otro pasaje:
“Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad; y se
os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca; halla; y al que
llama, se le abrirá (Mt.7,7-8)
O también:
“Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares
torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y
te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas
que soy Yo Yahvé, el Dios de Israel, que te pongo nombre. (Is.45,2-3)
La decisión que tú tomes debe estar basada en las promesas
de Dios que acabamos de ver y que son para ti, porque su Palabra te sostendrá
también durante las pruebas que vendrán en la recuperación de la
homosexualidad.
En las palabras de Isaías, Yahvé te dice: “Yo
iré delante de ti”. Hay muchos obstáculos en tu camino a medida que
continúes el camino de sanidad y recuperación. Tú y yo estamos seguros que por
ti mismo, solo, no estarías en condiciones de caminar rumbo a tu sanación y
liberación, porque los entes del mal, los demonios de perversión sexual no querrían
dejarte libre, pero Dios te dice que Él va delante de ti, y tiene poder sobre
todos ellos; así que también es Dios quien dirigirá tu viaje, Él te ha llamado
a realizarlo y es Él quien está tomando el liderazgo delante de ti. Él está en
la primera línea de ataque. Él recibirá el primer golpe de fuego. Él es quien
será herido (ya lo ha sido) y morirá (ya murió), para que tú no tengas que
hacerlo. ¿Estas escuchando estas palabras que Dios te dice?
Te está diciendo que Él ‘enderezará los caminos
torcidos’, ‘quebrantará las puertas de bronce’, y ‘hará pedazos los cerrojos de
hierro’. Dios no va al lado tuyo o detrás de ti, sino en frente para poder
enderezar los lugares torcidos.
Hay lugares torcidos en tu corazón y vida, los cuales
Dios enderezará en tu peregrinaje. Él no promete que todo será fácil en este
viaje, sino que cuando llegues a las montañas, aparentemente inconquistables,
estará allí para allanarlas, de manera que al escalarlas no quedes exhausto.
Cando llegues a aquellas grandes y pesadas puertas de bronce que tú no puedes
abrir, las puertas de tus emociones heridas y adoloridas, Él estará allí para
ayudarte a derribarlas. También hará pedazos los cerrojos de hierro de tus
defensas para que no tengas que continuar viviendo a la defensiva, como la has
hecho durante varios años.
¿Qué te dará Él a medida que inicias este peregrinaje
y el mejoramiento? Él te dará los tesoros escondidos, las riquezas almacenadas
en lugares secretos, y la libertad de experimentar una vida emocional y
espiritual, profunda y abundante, algo que en verdad no has vivido durante toda
tu existencia.
Muy dentro de ti, donde tu ‘niño interior’ fue herido,
has sido restringido y limitado emocionalmente. Pero recuperarás estos tesoros
secretos, y experimentarás una nueva y profunda libertad emocional y
espiritual, como nunca antes habías conocido. Esta es la sanidad de la cual han
sido testigo muchos hermanos nuestros, cuando el Espíritu Santo trabaja a
través de los consejeros que Él ha llamado para ayudarte en la labor de
recuperación.
Se cumplirá lo que hoy Dios te dice: “Para que puedas
ver que soy el Señor, el Dios de Israel que los hacía vencer y triunfar sobre
sus enemigos y los abastecía de alimentos cuando me tenían como centro de sus
vidas”.
El viaje a través de la sanidad de la homosexualidad
hará incluso más que ayudarte a recuperar tu heterosexualidad. Realmente
llegaras a conocer al Señor, a adorarle y disfrutarle para siempre. ¡Alabado
sea el Señor!
Dios dice que te ha llamado a este peregrinaje ‘por
nombre propio’. ¿Escuchas lo que está diciendo? Él te ha llamado por tu propio
nombre. Te conoce por nombre, personalmente, y ha estado escuchando el deseo de
tu corazón de ser sanado de la homosexualidad. Te ha escuchado a ti como
persona, y sabe todo acerca de ti como ser único. Conoce tu comienzo desde el
vientre de tu madre (Sal.139), y todo acerca de cómo se originó la homosexualidad
en ti, y cómo sanarla, con tu cooperación. Te conoce, te conoce por nombre y
por nombre te ha llamado a este recorrido de sanidad.
“No dejes pasar estas Palabras de Dios hasta que
formen una roca como el fundamento de tu decisión para desear cambiar. ¡DETENTE!
¡Toma esta decisión ahora mismo! ¡No adelantes nada en absoluto hasta que lo
hagas! Ves: La realidad número dos es que deseas cambiar y que has decidido hacerlo
con base en la confiabilidad de la Palabra de Dios. Has determinado,
basado en la Biblia y el compromiso prometido por Dios, cambiar”.
Pregunta
Tres: ¿Sabes que realmente puedes cambiar?
Realidad
número tres: La homosexualidad se puede vencer. Tú puedes vencer la homosexualidad y recuperar tu heterosexualidad.
Literalmente miles lo han logrado, y lo están logrando. Las personas no solo
han dejado ese estilo de vida, no solo han abandonado el comportamiento homosexual
pecaminoso, sino que han recuperado los deseos heterosexuales. Los sentimientos
y deseos heterosexuales sí retornan.
Los matrimonios pueden ser fortalecidos y renovados.
Las atracciones homosexuales declinan y disminuyen. La “H” de la homosexualidad
se torna una “h”. ¡Hay esperanza, y esperanza cierta!
¿Qué ventajas trae tu recuperación? Incluye la
habilidad de poder continuar con planes de carrera, educación, familia y
maritales.
Durante las etapas de recuperación vas a ir
experimentando suficiente libertad para continuar con tus metas de una vida
productiva, en lugar de sentirte obstaculizado, restringido, inhibido y
limitado. Jesús te ofrece y produce una vida plena y de realización.
Es importante lo anterior, porque hay que saber que la
autoimagen y la autoestima de una persona se basan, en gran medida, en lo que
se piensa y se siente de sí mismo. Una autoestima y una autoimagen mejoradas
dependen del logro de esas metas y planes de vida. Una pobre autoimagen (PAI),
y una baja autoestima (BAE), son la raíz de la desorientación homosexual. Mas
adelante veremos como una pobre autoimagen y una baja autoestima, forman las
carencias emocionales iniciales que como causas fundamentales, originan la
desorientación homosexual.
Cuando Jesús te ayuda a sanar y elevar los índices de
tu autoestima y de tu autoimagen, te sentirás tan bien que no desearás ser como
otras personas de tu mismo sexo, aunque reconozcas que sean atractivas, porque
sabrás valorar que tú tienes lo tuyo y que es tan valioso y único como no
existe otro en el Mundo.
Durante el proceso habrás aprendido muchas cosas
importantes que han sido causa de la desviación de tu heterosexualidad; habrás
aprendido a reconocer y manejar los sentimientos heridos, que estás ocupado en
transferencias con personas que te afectan como lo hicieron tus propios padres,
y cómo esto estimula a tu ‘padre interior crítico’.
Habrás aprendido a hacer elecciones apropiadas;
elecciones que sean positivas y constructivas. Habrá una renovación y sanidad
general de tu personalidad. Gran parte de la sanidad de la homosexualidad,
desde una perspectiva psicológica, es la renovación de los patrones emocionales
de pensamiento y de comportamiento. Estos cambios te permitirán experimentar un
mayor crecimiento emocional, estabilidad, autocontrol, gozo, paz, paciencia,
desprendimiento, contentamiento, menos estrés y tensión, y mayor madurez
espiritual. Este buen fruto es el resultado de la actividad sustentadora y del
poder sanador del Espíritu Santo; del Espíritu de Cristo en ti.
Realidad
número cuatro: Lo pecaminoso es involucrarse deliberadamente en comportamiento
homosexual (pensamientos y acciones), no la desorientación. Solamente aquello en lo cual nos inmiscuimos
deliberadamente puede ser considerado pecado. Todo lo demás es tentación, y tú
debes aprender esta diferencia. La mayoría es intolerante aun frente a la
tentación más pequeña, e incluso siente que ésta es pecaminosa. Pero, por el
contrario, deberían considerar únicamente la que es pecaminosa, es decir,
aquella que propician y se permiten. Los sentimientos, atracciones, impulsos,
deseos, anhelos, todos son solo tentaciones. Actuar, mental o físicamente, con
base en alguno de éstos, es pecado.
(Continúa en: Cap. 2. Realidad número 5: La
homosexualidad es aprendida)