lunes, 22 de octubre de 2012

TÚ PUEDES CAMBIAR, LA HOMOSEXUALIDAD PUEDE SER DESAPRENDIDA.


Cap. 2 Diez realidades acerca de la Homosexualidad
(Continuación)
Pregunta Dos.- ¿Quieres cambiar?

Seguramente tu respuesta será inteligente y dirás: “Por supuesto que quiero cambiar”

Encontraremos varios deseos para querer cambiar, como los siguientes:

·         Me siento avergonzado de la manera como vivo.

·         No quiero seguir escondiéndome y viviendo una vida doble.

·         Ella quiere casarse y tener hijos; o tal vez ya los tengas.

·         Temo ser expuesto, descubierto.

·         No me gusta engañar a otros.

·         Ella cree que ser lesbiana no encaja con su autoimagen.

·         Temo contagiarme con el SIDA.

·         Se que las relaciones homosexuales no son permanentes.

·         Me siento un hipócrita como creyente.

·         Considero que mi estilo de vida es pecaminoso.

Todos estos son buenos motivos para desear el cambio. Pero un “deseo” no es suficiente. Debes ir más allá, ¿tienes tan solo un “deseo” o has hecho la “decisión de cambiar”? Un deseo es un sentimiento; es emocional; es fugaz; cambia de un día para otro. Una “decisión” es una determinación, un compromiso, un acto de la voluntad motivado por una obediencia amorosa a Dios, y la confianza en las promesas que Él ha dado, de manera personal, para ti como triunfador, a través de su Palabra. Estos permanecen firmes sin importar como se sientan hoy, o mañana. Ahora reflexiona bien: ¿Has tomado la “decisión” de ser un triunfador? ¿Ya estás consciente de que es un compromiso hecho sobre el fundamento sólido de fe en la Palabra de Dios?

Nosotros estamos para acompañarte en los momentos en que te sientas débil o con ánimo de desertar, ayudarte para rechazar las voces insidiosas de los entes malignos que querrán decirte que no lo puedes lograr; estamos para ayudarte a sostenerte ante las tentaciones de la carne y fortalecer tu espíritu.

Es importante memorizar los siguientes pasajes:

“Encomienda a Yahvé tu camino, y confía en Él; y Él obrará (Sal.37,5)

O aquel texto de la Escritura que ha sido el versículo milagro para la vida de muchos:

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Ro.8,28)

Y este otro pasaje:

“Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad; y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca; halla; y al que llama, se le abrirá (Mt.7,7-8)

O también:

“Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que soy Yo Yahvé, el Dios de Israel, que te pongo nombre. (Is.45,2-3)

La decisión que tú tomes debe estar basada en las promesas de Dios que acabamos de ver y que son para ti, porque su Palabra te sostendrá también durante las pruebas que vendrán en la recuperación de la homosexualidad.

En las palabras de Isaías, Yahvé te dice: “Yo iré delante de ti”. Hay muchos obstáculos en tu camino a medida que continúes el camino de sanidad y recuperación. Tú y yo estamos seguros que por ti mismo, solo, no estarías en condiciones de caminar rumbo a tu sanación y liberación, porque los entes del mal, los demonios de perversión sexual no querrían dejarte libre, pero Dios te dice que Él va delante de ti, y tiene poder sobre todos ellos; así que también es Dios quien dirigirá tu viaje, Él te ha llamado a realizarlo y es Él quien está tomando el liderazgo delante de ti. Él está en la primera línea de ataque. Él recibirá el primer golpe de fuego. Él es quien será herido (ya lo ha sido) y morirá (ya murió), para que tú no tengas que hacerlo. ¿Estas escuchando estas palabras que Dios te dice?

Te está diciendo que Él ‘enderezará los caminos torcidos’, ‘quebrantará las puertas de bronce’, y ‘hará pedazos los cerrojos de hierro’. Dios no va al lado tuyo o detrás de ti, sino en frente para poder enderezar los lugares torcidos.

Hay lugares torcidos en tu corazón y vida, los cuales Dios enderezará en tu peregrinaje. Él no promete que todo será fácil en este viaje, sino que cuando llegues a las montañas, aparentemente inconquistables, estará allí para allanarlas, de manera que al escalarlas no quedes exhausto. Cando llegues a aquellas grandes y pesadas puertas de bronce que tú no puedes abrir, las puertas de tus emociones heridas y adoloridas, Él estará allí para ayudarte a derribarlas. También hará pedazos los cerrojos de hierro de tus defensas para que no tengas que continuar viviendo a la defensiva, como la has hecho durante varios años.

¿Qué te dará Él a medida que inicias este peregrinaje y el mejoramiento? Él te dará los tesoros escondidos, las riquezas almacenadas en lugares secretos, y la libertad de experimentar una vida emocional y espiritual, profunda y abundante, algo que en verdad no has vivido durante toda tu existencia.

Muy dentro de ti, donde tu ‘niño interior’ fue herido, has sido restringido y limitado emocionalmente. Pero recuperarás estos tesoros secretos, y experimentarás una nueva y profunda libertad emocional y espiritual, como nunca antes habías conocido. Esta es la sanidad de la cual han sido testigo muchos hermanos nuestros, cuando el Espíritu Santo trabaja a través de los consejeros que Él ha llamado para ayudarte en la labor de recuperación.

Se cumplirá lo que hoy Dios te dice: “Para que puedas ver que soy el Señor, el Dios de Israel que los hacía vencer y triunfar sobre sus enemigos y los abastecía de alimentos cuando me tenían como centro de sus vidas”.

El viaje a través de la sanidad de la homosexualidad hará incluso más que ayudarte a recuperar tu heterosexualidad. Realmente llegaras a conocer al Señor, a adorarle y disfrutarle para siempre. ¡Alabado sea el Señor!

Dios dice que te ha llamado a este peregrinaje ‘por nombre propio’. ¿Escuchas lo que está diciendo? Él te ha llamado por tu propio nombre. Te conoce por nombre, personalmente, y ha estado escuchando el deseo de tu corazón de ser sanado de la homosexualidad. Te ha escuchado a ti como persona, y sabe todo acerca de ti como ser único. Conoce tu comienzo desde el vientre de tu madre (Sal.139), y todo acerca de cómo se originó la homosexualidad en ti, y cómo sanarla, con tu cooperación. Te conoce, te conoce por nombre y por nombre te ha llamado a este recorrido de sanidad.

“No dejes pasar estas Palabras de Dios hasta que formen una roca como el fundamento de tu decisión para desear cambiar. ¡DETENTE! ¡Toma esta decisión ahora mismo! ¡No adelantes nada en absoluto hasta que lo hagas! Ves: La realidad número dos es que deseas cambiar y que has decidido hacerlo con base en la confiabilidad de la Palabra de Dios. Has determinado, basado en la Biblia y el compromiso prometido por Dios, cambiar”.

Pregunta Tres: ¿Sabes que realmente puedes cambiar?

Realidad número tres: La homosexualidad se puede vencer. Tú puedes vencer la homosexualidad y recuperar tu heterosexualidad. Literalmente miles lo han logrado, y lo están logrando. Las personas no solo han dejado ese estilo de vida, no solo han abandonado el comportamiento homosexual pecaminoso, sino que han recuperado los deseos heterosexuales. Los sentimientos y deseos heterosexuales sí retornan.

Los matrimonios pueden ser fortalecidos y renovados. Las atracciones homosexuales declinan y disminuyen. La “H” de la homosexualidad se torna una “h”. ¡Hay esperanza, y esperanza cierta!

¿Qué ventajas trae tu recuperación? Incluye la habilidad de poder continuar con planes de carrera, educación, familia y maritales.

Durante las etapas de recuperación vas a ir experimentando suficiente libertad para continuar con tus metas de una vida productiva, en lugar de sentirte obstaculizado, restringido, inhibido y limitado. Jesús te ofrece y produce una vida plena y de realización.

Es importante lo anterior, porque hay que saber que la autoimagen y la autoestima de una persona se basan, en gran medida, en lo que se piensa y se siente de sí mismo. Una autoestima y una autoimagen mejoradas dependen del logro de esas metas y planes de vida. Una pobre autoimagen (PAI), y una baja autoestima (BAE), son la raíz de la desorientación homosexual. Mas adelante veremos como una pobre autoimagen y una baja autoestima, forman las carencias emocionales iniciales que como causas fundamentales, originan la desorientación homosexual.

Cuando Jesús te ayuda a sanar y elevar los índices de tu autoestima y de tu autoimagen, te sentirás tan bien que no desearás ser como otras personas de tu mismo sexo, aunque reconozcas que sean atractivas, porque sabrás valorar que tú tienes lo tuyo y que es tan valioso y único como no existe otro en el Mundo.

Durante el proceso habrás aprendido muchas cosas importantes que han sido causa de la desviación de tu heterosexualidad; habrás aprendido a reconocer y manejar los sentimientos heridos, que estás ocupado en transferencias con personas que te afectan como lo hicieron tus propios padres, y cómo esto estimula a tu ‘padre interior crítico’.

Habrás aprendido a hacer elecciones apropiadas; elecciones que sean positivas y constructivas. Habrá una renovación y sanidad general de tu personalidad. Gran parte de la sanidad de la homosexualidad, desde una perspectiva psicológica, es la renovación de los patrones emocionales de pensamiento y de comportamiento. Estos cambios te permitirán experimentar un mayor crecimiento emocional, estabilidad, autocontrol, gozo, paz, paciencia, desprendimiento, contentamiento, menos estrés y tensión, y mayor madurez espiritual. Este buen fruto es el resultado de la actividad sustentadora y del poder sanador del Espíritu Santo; del Espíritu de Cristo en ti.

Realidad número cuatro: Lo pecaminoso es involucrarse deliberadamente en comportamiento homosexual (pensamientos y acciones), no la desorientación. Solamente aquello en lo cual nos inmiscuimos deliberadamente puede ser considerado pecado. Todo lo demás es tentación, y tú debes aprender esta diferencia. La mayoría es intolerante aun frente a la tentación más pequeña, e incluso siente que ésta es pecaminosa. Pero, por el contrario, deberían considerar únicamente la que es pecaminosa, es decir, aquella que propician y se permiten. Los sentimientos, atracciones, impulsos, deseos, anhelos, todos son solo tentaciones. Actuar, mental o físicamente, con base en alguno de éstos, es pecado.  

(Continúa en: Cap. 2. Realidad número 5: La homosexualidad es aprendida)